lunes, 18 de junio de 2012

Grecia como víctima - Paul Krugman

Paul Krugman
Desde que Grecia  despertó el interés internacional, hemos oído hablar mucho de lo que hay de malo en todo lo griego. Algunas de las acusaciones son ciertas, otras son falsas, pero todas ellas están fuera de lugar. Cierto es que existen deficiencias importantes en la economía de Grecia, su política y sin duda su sociedad. Pero tales lacras no son la causa de la crisis que está destruyendo gran parte de Grecia y amenaza con extenderse por toda Europa.

No, los orígenes de este desastre se encuentran más al norte, en Bruselas, Frankfurt y Berlín, donde las autoridades crearon un ambicioso sistema monetario defectuoso - tal vez fatalmente - , que a continuación, agravó los problemas de ese sistema mediante la sustitución de la moneda sin el debido análisis. Y la solución a la crisis, si la hay, tendrá que venir de los mismos lugares en que se originó.

Por lo tanto, acerca de esas lacras griegos: Grecia tiene de hecho importantes niveles de corrupción y un cúmulo de evasiones de impuestos. El gobierno griego ha tenido unos comportamientos y hábitos de vida más allá de sus medios. Más allá de eso, la productividad laboral griega es baja   para los estándares europeos - un 25 por ciento por debajo de la media de la U.E. Vale la pena señalar, sin embargo, que la productividad del trabajo, digamos, en Missisipi, es igualmente baja para los estándares americanos y se sitúa sobre el mismo margen.

Por otro lado, muchas cosas que se afirman de Grecia simplemente no son ciertas. Los griegos no son perezosos- Por el contrario, trabajan más horas que casi nadie en Europa, y muchas más horas que los alemanes en particular. Tampoco Grecia tienen un estado de bienestar fuera de control, como los conservadores les gusta afirmar, el gasto social como porcentaje del PIB, la medida estándar del tamaño del estado de bienestar, es sustancialmente más baja en Grecia que por ejemplo, en Suecia o Alemania, países que hasta ahora han capeado la crisis europea bastante bien.


Entonces, ¿cómo Grecia puede acumular  tantos problemas? ¿Es acaso culpa del euro? Hace quince años, Grecia no era el paraíso, pero no estaba en crisis tampoco. El desempleo era alto, pero no catastrófico, y la nación más o menos de acuerdo a su comportamiento en los mercados mundiales, iban ganando lo suficiente de las exportaciones, las fuentes de turismo, transporte marítimo y otros capítulos mientras el coste de sus importaciones era menor.

A continuación, Grecia se incorporó al euro, y sucedió algo terrible: la gente empezó a creer que se trataba de un lugar seguro para invertir. El dinero extranjero fluye en Grecia, en gran medida encaminado, aunque no todos de la misma forma a financiar el déficit público, hay un auge de la economía, aumentó la inflación, y Grecia se convirtió  cada vez en menos competitiva. Sin duda, los griegos dilapidaron  la mayor parte del dinero que llegó con la inundación económica, (también lo hicieron otros países) y quedó atrapada en la burbuja de euros. Entonces estalló la burbuja, momento en el que por las fallas fundamentales en el sistema del euro se convirtió  todo en demasiado evidente.

Pregúntate a ti mismo, ¿por qué el área del dólar - también conocida como los Estados Unidos de América – con  más o menos trabajo, subsiste sin el tipo de graves crisis regionales que actualmente afligen Europa? La respuesta es que tenemos un gobierno central fuerte, y las actividades de este gobierno pueden en efecto proporcionar rescates automáticos a los estados que se meten en problemas.

Consideremos, por ejemplo, lo que estaría sucediendo en el Estado de Florida en estos momentos, a raíz de su enorme burbuja inmobiliaria, donde si el Estado tiene que aportar  el dinero de la Seguridad Social y Medicare a partir de sus propios ingresos estaría imposibilitado de hacerlo. Por suerte para la Florida, Washington, en vez de Tallahassee está pagando la cuenta, lo que significa que la Florida en efecto puede recibir un rescate en una escala que ninguna nación europea podía soñar.

O pensemos en un ejemplo más, las crisis de ahorros y préstamos de la década de 1980, que fue en gran medida un asunto de Texas. Los contribuyentes terminaron pagando una suma enorme para limpiar el desorden -, pero la gran mayoría de aquellos contribuyentes pertenecían a otros estados que no eran Texas. Una vez más, el estado recibió un rescate automático en una escala inconcebible en la Europa moderna.

Así que Grecia, aunque no sin pecado, esta sobre todo en problemas gracias a la arrogancia de los funcionarios europeos, y la mayoría de los países más ricos, quienes se convencieron de que podían hacer un trabajo de moneda única sin contar con un solo gobierno. Y estos mismos funcionarios no han hecho sino agravar la situación, insistiendo, al filo de la evidencia, que todos los problemas de la moneda fueron causados no por  sistema monetario defectuoso sino por el comportamiento irresponsable por parte de los europeos del sur, pero que todo iba a salir adelante si la gente estaba dispuesta a sufrir “un poco más”.

Lo que nos lleva a la elección griega del domingo, que terminó sin asentar nada. La coalición gobernante podrá lograr mantenerse en el poder, aunque ni siquiera eso está claro (el socio menor en la coalición amenaza con no participar). Pero los griegos no pueden  resolver esta crisis de todos modos.

La única manera de que el euro subsista y ellos podrían  es si los alemanes y el Banco Central Europeo cuenta que son estos últimos los que deben cambiar su comportamiento, siendo más flexibles y aceptando una mayor inflación. Si no, en primer lugar Grecia, básicamente, pasará a la historia como la víctima de la arrogancia de los demás.


Paul Krugman es periodista del New York Times.