lunes, 30 de julio de 2012

¿Abandonará España el Euro? - Vicente Martín Egaña


Vicente Martín Egaña
En estos tiempos que vivimos en Europa y en España, confusos y acelerados, es bueno que de vez en cuando nos paremos, reflexionemos y tratemos de extraer conclusiones. Constantemente, escuchamos y leemos que nuestro amado país es un quebradero de cabeza para las naciones que integran el núcleo duro de la zona euro, con Alemania y Holanda a la cabeza de tan selecto grupo. Incluso se habla de que volveremos a la peseta, también llamada “neopeseta” o “euro2”.

La pregunta que nos hemos hecho todos es: ¿es esto posible? El mensaje común, jaleado y aplaudido por la generalidad de la prensa, analistas financieros privados (y alguno público) e incluso miembros del colectivo universitario apunta a que sí. “Próximamente nos echarán de la moneda única, nos aplicarán un corralito, no podremos sacar nuestro dinero del banco y seremos más pobres en términos relativos porque nuestra moneda se devaluará”. Realmente este escenario suena lógico y apunta a un nuevo apocalipsis financiero/europeo.

En este contexto, donde todos estamos tomando medidas para que no nos coja el corralito (nos llevamos el dinero a casa, abrimos cuentas en Luxemburgo, o en Francia, Holanda, etc.), me hice el propósito de hacer las cuentas de que pasaría si se produce el mencionado Apocalipsis.

Para ello indagué en el funcionamiento del sistema financiero de la zona euro y en el Tratado del Euro. En primer lugar, ¿Cómo se mueven los flujos de fondos entre los diferentes países que usamos la moneda única? Estas masas de dinero utilizan el llamado “Target-2”, que es el  sistema europeo de Liquidación Bruta en Tiempo Real (SLBTR), puesto en marcha el 19 de noviembre de 2007, sustituyendo al anterior TARGET. Ustedes se preguntarán y esto ¿qué es? Pues bien, Target-2 son las líneas de financiación que utiliza el BCE con todos los bancos centrales nacionales. Estas líneas permiten cubrir la necesidad de liquidez de aquellas naciones con déficit por cuenta corriente, o por razones de carácter coyuntural. Cada uno de los países miembros tiene asignada una línea de tal forma que si el saldo es positivo, el país es prestamista neto del sistema europeo, mientras que si es negativo significa que es deudor del mismo.

Target-2 permite que las entidades financieras tengan posiciones deudoras en el sistema, mientras sigan teniendo garantías que ofrecer, es decir: deuda pública u otros activos financieros de elevada calidad (los llamados colaterales). Solamente el dinero físico y los depósitos de las entidades en el banco central son transferidos vía Target-2. El dinero en cuenta corriente y el que crean las entidades cuando conceden préstamos (no han sido creados por los bancos centrales) no se transfiere mediante Target-2.

Ahora que ya conocemos como se mueve el dinero, veamos la situación española. El pasado junio, España mantenía una posición deudora neta en el Eurosistema de 371.000 millones de euros, lo que viene a ser aproximadamente el 50% de la posición acreedora de Alemania, siendo la primera vez que se alcanza este nivel en Target2. Es evidente que estas cifras son de tal magnitud que hay que alarmarse.

Este dato cobraría importancia en un hipotético contexto de ruptura del euro. Si la moneda única se rompe o un país o varios abandonan la eurozona, el superávit alemán en Target2 se traduciría en una deuda pendiente de cobro por la misma cuantía con los bancos centrales afectados. En su conjunto, la posición alemana supera el 25% de su PIB en el presente año.

Así pues, lo que tendremos que ver es que pasa si algún país abandona el euro. Según el Tratado del Euro, si uno o varios países dejaran la moneda única, inmediatamente tendrían que redenominarse sus activos y pasivos a su nueva moneda, justamente el proceso inverso a lo que hicimos en 1999. Muchas deudas no se podrían pagar, por lo que se activarían las garantías y los países que permanecieran en el euro (Alemania, Holanda, etc.) recibirían los activos valorados en la nueva moneda, perdiendo así el valor de la devaluación. Es decir, si España, Grecia, Portugal e Irlanda abandonaran el euro y sus nuevas monedas se devaluaran una media del 30%, ¿qué le pasaría a Alemania? Supongamos que los 4 países mencionados significaran el 70% (en realidad puede ser más) del señalado saldo positivo alemán en el Target 2 (más de 500.000 millones de euros) y que el conjunto de sus monedas se devaluaran un 30% con respecto al euro. Las cuentas son fáciles de hacer, ya que el sistema germano perdería más de 150.000 millones de euros, algo así como el 5,5% del PIB de Alemania. ¿Se imaginan que en 2012 el PIB alemán decreciera un 5%? Es evidente que esta cuestión no es baladí y explica el profundo interés de Alemania por este tema.

Según Hans Werner Sinn, Presidente del muy reputado instituto económico alemán IFO, estamos ante un rescate encubierto a la banca de los países periféricos por parte de la banca alemana. Esta tesis genera pánico entre la clase económica y dirigente germana, por lo que muchos economistas del establishment tratan de desmontarla, pero siempre bajo una premisa: que el euro sobrevive, ya que las pérdidas solo se materializarían si algún país lo abandona.

A la vista de estos datos, y de estos modestos cálculos, es fácil de entender a las agencias de rating que recientemente han comenzado a amenazar a Alemania con recortar las perspectivas de sus emisiones públicas y privadas de deuda. Es decir, si España se va del euro, es evidente que las economías alemana, holandesa, austríaca, belga, francesa, etc. sufrirían sobremanera. ¿Y qué pasaría si Italia sigue nuestro camino? Todo apunta a que el agujero sería muchísimo mayor y el impacto sobre sus economías catastrófico.


Después de estas consideraciones, creo que no sería ilógico pensar que Europa no va a permitir que España e Italia se vayan del euro. Es más, creo que no sería temerario creer que nos van ayudar de forma extraordinaria. ¿Cómo? No lo sé, aunque se me ocurren muchas ideas. No obstante, esa es una tarea de los políticos europeos en general. En el actual contexto, creo que ya les toca comenzar a trabajar en serio.