jueves, 24 de enero de 2013

Esas barras informan - José María Barja Pérez


Sigo encontrando caras de sorpresa cuando enseño a alguien que el bolígrafo que está usando es de Japón o que el agua embotellada que está bebiendo, de sonoro nombre gallego, lleva etiqueta de Benelux.

Una de las ventajas del invento de Joseph Woodland, los códigos de barras, es que nos demuestra el mercado global en el que vivimos. Simplemente fijándose en los dos o tres primeros dígitos de los códigos de la GS1, antes llamados EAN-13 y ahora GTIN-13, exhibidos en los productos de un supermercado, descubrimos que no solo hay chocolates austríacos o belgas y galletas de Brasil, sino también piña de Costa Rica etiquetada en Reino Unido.

Incluso algunos recibos de aparcamiento, con código de barras para lectura óptica, pueden ser “descifrados”. La simetría de esos símbolos atrae tanto a los ilustradores que los reutilizan y acaban produciendo piezas artísticas, sin ser aparentemente conscientes de que podemos identificar el producto al que originalmente fue asignado.




(l) El diseño del código de barras básicamente se debe a Norman Joseph Woodland (6/septiembre/1921- 9/diciembre/2012), quien tuvo que esperar al desarrollo de lectores apropiados y a la mejora de los sistemas de impresión (la tecnología láser). Su idea, patentada en 1952 (aunque caducó, fue reutilizada por IBM, empresa para la que trabajaba), se usó por primera vez en un supermercado de la cadena Marsh en Troy, Ohio; un simple paquete de chicle fue el primer producto vendido con un código de barras leído por un escaner; en España la primera venta así fue un estropajo de la firma 3M, el 3/octubre/1977 en el supermercado Mercadona en Valencia. Los 13 dígitos, junto con los separadores de inicio, final y centro, aparecen codificados como 30 barras y 29 espacios; para que no importe la dirección de lectura, la codificación es diferente en las partes izquierda y derecha del símbolo. Usualmente los 3 primeros dígitos codifican el país, los dígitos 4º al 7º el fabricante (hasta 10.000), los 8º al 12º el producto (hasta 100.000) siendo el 13º el dígito de control. Ahora este código se denomina GTIN - 13, otro ejemplo de un acrónimo (aquí de Global Trade Identification Number) que suena raro en castellano y en bable.

(2)  En el año 2005 la asociación EAN (European Article Number) se fusionó con la UCC (Uniform Code Council, que gestionaba el UPC, Universal Product Code) para formar una organización mundial identificada como GS1, con sede en Bruselas, donde están representados 108 países (lista completa de los códigos asignados a los países en en.wikipedia.org/wiki/List_of_GS1_country_codes). Un muestreo básico, aparte de los comunes 84… (España y Andorra) y 560… (Portugal), recoge: galletas 789… (Brasil), 326… (Francia y Mónaco); chocolate 54… (Bélgica y Luxemburgo), 90… (Austria); desodorante 87… (Países Bajos); pilas 763… (Suiza y Liechtenstein); bolígrafo 49… (Japón); 978… (libros).

(3) Para calcular el dígito de control del EAN se suman los dígitos de las posiciones pares, cantidad que se multiplica por 3 y a la que se añade la suma de los dígitos en posición impar. Si el dígito final de ese resultado es 0, el 13º dígito también será 0, mientras en los demás casos será su diferencia a 10 (técnicamente, el opuesto en aritmética módulo 10). Tal vez por su carácter de lectura mecánica, este modelo de dígito de control no es una maravilla de diseño pues apenas detecta los errores de un dígito. Solo hay uno peor, el del Número de Registro Personal de los funcionarios españoles, que son los dos dígitos resultantes de añadir 2 al producto de 11 por el resto de dividir el número de su DNI por 7; diseñado por alguna “prodigiosa” mente burocrática, no detecta ni un solo error, contrariamente al NIF que los detecta todos.

(4) Aunque en el tique del aparcamiento suelen aparecer sólo las barras, sin la linea de interpretación, el determinarla es un ejercicio escolar (como proponía, ya en 2005, Goyo Lekuona a los alumnos de tercero y cuarto de ESO, siguiendo El método Lekuona: matemáticas con hojas de cálculo). Y es entonces cuando surge la sorpresa: aunque es un correcto código de almacén (como marca el prefijo 20 y verifica el dígito de control) la información que contiene es número del mes, él del día y la hora de salida, con un margen de 10 minutos. Nada extraño, pero sin duda demasiado fácil.